EL HUERTO ECOLÓGICO

El cuidado del huerto ecológico

Cada vez más se utiliza lo ecológico, la ecología…en nuestro huerto también podemos optar por la búsqueda de los beneficios del cultivo ecológico que consiste en frenar la degradación y el agotamiento del suelo; preservar la fertilidad del mismo con abonos orgánicos naturales; recuperar el auténtico sabor de los frutos; aplicar de manera controlada los remedios contra las plagas y enfermedades…Para obtener productos hortícolas en equilibrio con nuestro entorno y con un gasto de recursos naturales ajustado y sostenible, en definitiva hacer una explotación más tradicional. Si tenemos en cuenta en toda nuestra actividad en el huerto los cuatro factores básicos: el clima, la luz, el agua y el suelo, y nos adaptamos a lo que estos nos indiquen, estaremos cerca de desarrollar un huerto ecológico(es decir debemos escuchar la naturaleza).

Por ello, el cuidado de nuestro huerto ecológico requiere un poco más de atención y seguimiento, además de un mejor conocimiento de las exigencias y características de cada cultivo: sus ciclos, sus ritmos de  desarrollo, etc., así como las técnicas indirectas de control de plagas, o sea, el uso de acolchados, el cultivo asociado con la aplicación de plantas aromáticas, etc.

El suelo del huerto ecológico

El suelo ha de ser un sistema en equilibrio dinámico entre el propio suelo, las plantas y otros organismos que en él se desarrollen

Una buena salud del suelo de nuestro huerto equivale a una buena salud de nuestras hortalizas y nuestros frutales. Un suelo con un porcentaje alto de materia orgánica bien descompuesta es ideal para el desarrollo de un huerto ecológico.

La utilización de compostadores que sirven para aprovechar cualquier resto doméstico (frutas, vegetales….) o vegetal procedente del huerto y del jardín son cada vez más populares.

Así la producción casera de compost fresco, consigue devolver a la tierra lo que antes salió de ella, pero de forma equilibrada y armónica.

El abonado del huerto ecológico

El huerto ecológico cuenta con el principio básico de restituir al suelo los nutrientes que extraemos con las continuas cosechas. Esta restitución siempre se efectuará sin usar abonos químicos, solo mediante el uso de abonos orgánicos y otros correctores inorgánicos naturales.

La forma más usual de abonado consiste en la utilización de productos orgánicos como el compost casero o el composta comercial, aunque existe la posibilidad de usar plantas de nuestro huerto como abono en verde. Algunas especies forrajeras, como son los grelos y los nabos, se aprovechan en parte para el consumo, y el resto se tritura adecuadamente y se aporta al suelo.

El riego del huerto ecológico

En el cultivo ecológico conviene no perder de vista los factores básicos, especialmente el agua.

Antes de nada debemos organizar nuestro huerto por zonas con necesidades de agua similares y seleccionaremos las hortalizas más adaptadas a nuestra disponibilidad de agua.

Estudiaremos el aprovechamiento del agua de lluvia mediante su recogida y almacenaje, y usaremos sistemas de riegos localizados y eficaces, como el goteo o la microaspersión para optimizar el gasto de agua.

También aplicaremos técnicas de ahorro indirecto de agua, como el uso de capas de acolchado o mulching (paja, compost grueso, corteza de opino…) sobre el suelo para mantener la humedad durante más tiempo y evitar la temperatura excesiva.

 

La protección contra los enemigos del huerto

Muchos de los problemas de nuestros cultivos se deben más al desequilibrio en su gestión (tipo de suelo, exposición o riegos inadecuados) que a los ataques de plagas y enfermedades. Como bien dice un dicho popular “a perro flaco todo son pulgas “. Nuestros cultivos se defenderán mejor frente a los ataques de insectos u hongos si su estado de equilibrio es correcto.

La horticultura ecológica potencia las asociaciones de plantas con propiedades repelentes contra plagas o enfermedades, y el establecimiento de las rotaciones de cultivos adecuados para evitar el traslado de problemas de plagas un año tras otro.

Por ejemplo, en lugar de cultivar a la vez tres parcelas contiguas con guisantes, patatas y maíz, se deben sembrar los guisantes en una hilera, flanqueándolos alternativamente y a cada lado con plantas de patata y maíz. De este modo, los guisantes proporcionarán abrigo y nitrógeno y las patatas mantendrán el suelo húmedo.

Para evitar la aparición de malas hierbas son muy útiles los acolchados, naturales o con láminas de tejidos plásticos, que permiten la transpiración del suelo.

Las siguientes plantas actúan como antiplagas en determinadas plantaciones:

. El ajo previene numerosas afecciones fúngicas como el oídio y la botritis.

. La cebolla actúa contra el ataque de los conejos.

. Las hojas viejas de col repollo o coliflor atraen activamente a los caracoles, con lo que éstos son desviados de otros cultivos que queramos proteger.

. El Poleo repele a algunos insectos como las hormigas y el pulgón.

. El clavel de moro (más conocido como tagete o clavelón),  la lavanda y la albaca repelen a la mayor parte de los insectos.