El queso es un alimento fundamental en la gastronomía asturiana. La mayoría de las variedades surgen del ámbito rural donde la fabricación de quesos en otros tiempos era abundante y parte de la vida cotidiana. La producción era familiar, resultado del exceso de producción lechera y destinada al consumo e incluso usada como medio de pago.
De esos orígenes han llegado a nuestros días unas 42 variedades de quesos asturianos artesanos.
Dentro de las modernas iniciativas de elaboración del queso, destacan las que se pueden encontrar precisamente en el centro de la región. Con modernas dependencias y tecnologías, pero siguiendo métodos clásicos, estos nuevos elaboradores se han inclinado por los quesos de leche de cabra, importada de otros lugares aunque alimentada con buen pasto de los valles de la zona central asturiana.
El queso de Ovin se trata de un queso de forma cilíndrica, pequeño ya que pesa entre 400 y 500 gramos. El interior es blanco el elaborado exclusivamente con leche de cabra y de color crema, el de mezcla con leche de oveja. La corteza es del mismo color que el queso y tiene una textura estriada.
Este queso se elabora en la quesería de Joaquín Sánchez e Isabel Fernández, en el concejo de Nava.
Como todo queso de cabra, es fuerte y acepta tanto ser degustado en solitario como ir acompañado de otros quesos suaves y también dulces y frutos secos.
El queso es un alimento fundamental en la gastronomía asturiana. La mayoría de las variedades surgen del ámbito rural donde la fabricación de quesos en otros tiempos era abundante y parte de la vida cotidiana. La producción era familiar, resultado del exceso de producción lechera y destinada al consumo e incluso usada como medio de pago.
De esos orígenes han llegado a nuestros días unas 42 variedades de quesos asturianos artesanos.
Dentro de las modernas iniciativas de elaboración del queso, destacan las que se pueden encontrar precisamente en el centro de la región. Con modernas dependencias y tecnologías, pero siguiendo métodos clásicos, estos nuevos elaboradores se han inclinado por los quesos de leche de cabra, importada de otros lugares aunque alimentada con buen pasto de los valles de la zona central asturiana.
El queso de Ovin se trata de un queso de forma cilíndrica, pequeño ya que pesa entre 400 y 500 gramos. El interior es blanco el elaborado exclusivamente con leche de cabra y de color crema, el de mezcla con leche de oveja. La corteza es del mismo color que el queso y tiene una textura estriada.
Este queso se elabora en la quesería de Joaquín Sánchez e Isabel Fernández, en el concejo de Nava.
Como todo queso de cabra, es fuerte y acepta tanto ser degustado en solitario como ir acompañado de otros quesos suaves y también dulces y frutos secos.